Me gusta mucho esta parábola porque muchas veces entregamos nuestra confianza y cariño sabiendo que estas personas son enemigas de nuestro gozo y muchas veces hacemos a un lado a personas que realmente se alegran de nuestra felicidad, me hace reflexionar y arrepentirme de el daño que quizás he hecho a personas con buenas intensiones sólo por hacer feliz a los enemigos de mi felicidad.
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